martes, 30 de noviembre de 2010

Propuesta difícil.



   
Perdón a los hinchas de Racing por el supuesto con el que comienza este relato…

-Basta, no lo puedo creer, otra vez en la B. Dijo el Zurdo por enésima vez desde el pitazo final del referí.
-No puede ser que tengamos que sufrir tanto, no puede ser. Renegaba el Negro casi en llanto.
Después de reponerse un poco de las lágrimas, de dejar de putear al Universo por lo que estaba viviendo y cuando pudo empezar a mantener una conversación mas o menos coherente con sus amigos Tito empezó a darle forma a su calentura:
-Lo que pasa es que Dios se ensañó con nosotros, viejo, se ensañó.
 -Dios o el diablo, andá a saber. Le contesto el Zurdo
-Dios, es Dios, yo no tengo dudas, dijo Tito mientras bajaba la bandera del alambrado, estos son designios de Dios, querido. Si siempre es lo mismo, nosotros nacimos para pasarla así.
-¿Así como? Le pregunto el Zurdo ayudándolo a doblar el trapo.
- Así, sufriendo, quejándonos, pensando que nos merecemos que nos valla mejor, pero no, nos sigue yendo igual, “para el orto”, para el orto. Y no estoy hablando solo de los hinchas de Racing eh!, estoy hablando de los argentinos. A nosotros nos va así porque el de arriba decidió que así fuera, y no hay vuelta. Cuando este tipo hizo el mundo puso a los yanquis potencia, a los franceses cultos, a los ingleses colonialistas y a nosotros así.
-¿Vos decís que nos tenemos que resignar?, saltó el Negro
- No, no, yo digo que el de arriba armó el mundo y a nosotros nos tocó esto, por ahí al final tiene un premio, no sé , lo que yo digo es que nos tocó así, tenemos un país rico, pero somos pobres, los científicos cráneos, cráneos, son argentinos, pero las cosas importantes las inventan otros y así, y así. Que se yo, por ahí el tipo al final nos deja bien parados pero la verdad, yo ya estoy repodrido de que nos siga cagando.
                                                                    * * *
Salieron de la cancha desolados.
                                                                    * * *
Tito llegó a su casa donde lo recibió Marcela que sin decirle una palabra, le dio un tierno beso en la mejilla y le preguntó si quería cenar, Tito le dijo que no, estaba demasiado amargado y no quería transmitir su estado al resto de la familia.
Se bañó despacio, se puso un calzoncillo, doblo prolijamente la camiseta de Racing y la guardó sin lavarla en el placard. Se tiró en la cama mirando el techo y el cansancio rápidamente se impuso sobre la angustia. Al poco rato se durmió pensando en la última charla con los muchachos.
                                                                    * * *
El sol le daba en la cara y estaba sentado en la tribuna de siempre, levantó la vista y enfrente no tenía el resto del estadio, veía un campo verde y un horizonte lejano donde se estaba poniendo el sol sobre un cielo rojo y naranja increíblemente hermoso. Miró a su izquierda y las tribunas del cilindro se extendían y giraban hacia la puesta de sol, cuando miró a su derecha lo sorprendió un hombre que estaba sentado a su lado, se parecía al viejo que atendía el kiosco del colegio cuando iba a la primaria, pero no podía ser, ese hombre de seguir vivo debería tener como 100 años.
-¿como estas Tito?, le pregunto el hombre.
-Bien, bien, ¿usted es don Alfonso?
- No.

- Entonces es…
- Ese que estas pensando.
- ¿Y… porque está acá conmigo?
- Para hablarte de tu pensamiento sobre mí y los argentinos, decidí venir y escucharte personalmente ¿vos crees realmente que los estoy cagando?
- No… no sé, no sé, yo digo que siempre nos va mal, que no tenemos alegrías, que se yo, no es que sólo nos va mal, encima tenemos la convicción de que no lo merecemos, que están las condiciones para que nos valla bien pero alguna desgracia nos caga la fruta, y bueno, lo de Racing otra vez me desbordó, señor, me mató, yo pienso, o pensaba, que al final usted nos iba a dar vuelta la taba, que a la larga nos íbamos a ganar el premio pero lo de Racing, lo de Racing otra vez…
Tito se quedaba sin palabras, no terminaba de darle forma al relato de lo que quería explicarle pero sentía que Él lo entendía perfectamente.
El viejo lo miró con ternura, dirigió su vista al cielo (parece que Él también lo hace), le puso una mano en el hombro y le dijo:
Tito, voy a apartarme un poco del plan y te voy a proponer algo, pero antes te voy a dar una explicación para aclararte algunas cosas: el universo como vos lo conoces está ordenado de una forma perfecta y no se puede cambiar, es como un rompecabezas de piezas que tienen la misma forma. Imaginate un montón de cuadraditos de distintas medidas encajados unos con otros pero que armados forman un cuadrado más grande, infinito te diría, infinito y eterno.
Para cambiar algo hay que sacar alguna pieza y cambiarla de lugar reemplazando otra y esta última también hay que reubicarla, pero si las medidas son distintas no se puede, por lo que hay que sacar varias y reemplazarlas por otras tantas en una combinación que nos permita rearmar la cosa para que siga siendo la misma figura, sino… desarmamos el Universo y te diría que hasta yo desaparezco.
Como podrás ver la Creación me salió tan bien que hasta a mí me condiciona, todo lo que hacemos de una u otra manera influye en nuestra vida y en la de los demás, y eso se aplica también para vos, que sos parte de mi Creación. Pero, en fin, me estoy yendo del tema de esta charla. Lo que yo te quiero proponer es cambiar algo para que la Argentina sea como vos querés, la vamos a poner al frente de lo que ustedes en estos tiempos llaman “desarrollo” y “poder”, la cosa es que si lo hacemos irremediablemente van a  cambiar algunas otras cosas.
                                                                     * * *
-Vos te habías tomado algo Tito, le dijo el Zurdo en el medio del relato.
- No querido, ya te dije que me fui a dormir ni bien llegue de la cancha.
La cosa es que me sigue diciendo: la decisión es tuya, si aceptas hacemos el cambio pero como te adelanté, cambiar algunas piezas va a provocar, además del efecto deseado, otros condicionados por ese cambio y es justo que lo sepas para que puedas tomar la decisión correcta.
- No me venga con que mi familia va a ser otra, o que me voy a quedar pelado. ¿Cuál sería el cambio?
 - El cambio… El cambio sería el fútbol Tito.
- ¿Cómo?
- El fútbol dejaría de existir.
- Usted me dice que Racing, los mundiales, el Diego…
- Todo eso desaparecería, incluso de tu memoria, porque de hecho nunca habrá existido.
                                                                     * * *
-Y le dije que no muchachos, le dije que no.
- ¿Cómo que no?, vos sos o te haces, ¿te ofreció a Argentina potencia y vos le dijiste que no?
- No me quedó otra, no me quedó otra…, vos te imaginas el mundo sin el chango Cárdenas, sin el segundo gol a Holanda, sin el mundial del 86, sin Racing campeón, hasta sin la amargura del descenso.
No pude, no pude aceptar semejante negocio, no pude.
- Y El ¿Qué te dijo?
- No me dijo nada, sonrió, sentí como que me agradecía la decisión, se puso de pie y empezó a irse para el lado del sol, yo lo miré y ahí me pareció ver algo que me dejó pensando, ojo, no estoy seguro porque el sol me encandilaba un poco, pero vi o me pareció ver ahí, como dibujado en la espalda de El, un diez, un diez en la camiseta…

martes, 23 de noviembre de 2010

En la autopista hay asesinos sueltos.

Lunes 22 de noviembre, 23.30 horas.
Vuelvo de Cañuelas hacia Buenos Aires con mi familia, en el auto, por la autopista que ya a esta hora esta tranquila.
Conduzco por el carril derecho a 100 Km/h y al acercarme a un camión, me cruzo al carril izquierdo, poniendo el giro y verificando previamente que  tengo el tiempo de hacerlo antes que llegue el auto que veo por mi espejo retrovisor. Para realizar el sobrepaso acelero hasto los 120 km /h, (la máxima en este tramo de autopista es de 130), al llegar a la mitad del camión, entiendase donde termina el acoplado, un tarado me alcanza y pone la trompa de su vehículo a 30 cm de la cola del mío y comienza a hacer luces como un desquisiado tratando de obligarme a acelerar a su gusto y poniendo en riesgo a mi, a toda mi familia, y a la suya ya que no tengo que explicar que dos vehículos de mas de 800 kg moviendose a 120 km/h, separados por 30 cm de distancia y con un camión a un costado son elementos suficientes para provocar una catástrofe de magnitud. Ante esta situación desaceleré a fin de minimizar el riesgo, aborté el sobrepaso y este impresentable, realizó una maniobra peligrosísima cruzando al carril de la derecha, acelerando nuevamente pasando a escasos centímetros de la cola del acoplado y de la trompa de mi auto para pasarme a mí y al camión.
Como resultado, 1 km mas adelante quedamos a la par en las cabinas del peaje (con su maniobra no ganó nada de tiempo) y allí me demostró que no sólo es un potencial asesino al volante sino que además se siente orgulloso de ello, y que lo seguirá siendo hasta que llegue el fin de sus días, si Dios nos proteje, por causas naturales, o por una muerte violenta que posiblemente se lleve otras vidas inocentes.